Los cuatro fantásticos de la escena musical lanzaron su primer disco el 26 de noviembre, fecha aniversario de su debut en vivo en Club Cultural Matienzo en 2013. Un disco lleno de referencias al amor, a los trenes y al viaje como movimiento interno y externo: movimiento constante como el mundo que no para de girar.
El mundo de Bléfari es infinito. Cada canción se une a la otra para crear un mundo nuevo, un megamundo, una metrópolis de canción. Todo puedo estallar o no, hay algo latente en su voz, como si cantara desde adentro de una caja musical dentro de otra caja musical. Su voz se expande y lo hace con el apoyo de sus tres mosqueteros.
Trece canciones integran el primer disco homónimo de Sué Mon Mont. El salvajismo de ese amor que parece fatal y que se palpa a lo largo de las canciones funciona como eje y, de esa vía como de tren, se desprenden diferentes caminos, estaciones y paradas. Hay algo de inmediato y eterno en el disco: quizás porque el amor es veloz y eterno a la vez.
La poesía de Bléfari sigue intacta, siempre fresca, como si fuese una niña eterna y experimentada con grandes dotes para cantarles las cuarenta a varios de nosotros. Los tres mosqueteros se escuchan frescos, seguros e imparables como una locomotora. Un tren bala que parece que viene en silencio pero nos hace temblar en cada una de sus estaciones.
No hay con qué darle a Bléfari y compañía. Parecería que todo lo que ella hace es oro, pero cuando lo vemos de cerca, se parece más a un prisma que tiene varias aristas y puede brillar hasta volvernos ciegos, como lo hace a veces el amor.
No hay desperdicio en este disco, todo encaja y se alinea como un tren. Una de las mejores placas nacionales de este año.
Por Gabriel Balmaceda
1 comentarios:
Lo estoy escuchando y no paro de sonreír. Maravillosos los Sue Mon Mont, maravillosa Rosario Blefari. Simplemente gracias por tus regalos Rosario, sos sumamente especial.
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