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Björk - Vulnicura

Teniendo en cuenta las entrevistas promocionales y el revuelvo generado los últimos días, no se puede negar que estos tres años desde la salida del experimental Biophilia, no fueron los mas fáciles para Björk, luego de finalizar una relación de mas de 15 años con Mathew Barney. Tras una inesperada filtración, publicó de la forma mas espontánea posible y para sorpresa de todos a Vulnicura, su último disco, en forma digital para todo el mundo.

Para empezar, es importante aclarar que es un disco difícil, y por primera vez en la historia de la islandesa, esto no se debe a su experimentación sonora sino a su contenido temático, a sus letras. Concebido como un álbum conceptual acerca de la ruptura de una relación, sus consecuencias físicas y psicológicas, más la posterior superación, es tal vez el disco mas sensible y sincero de la islandesa.

En cuanto a su sonoridad, es muy fácil establecer ciertos nexos con Homogenic (su obra maestra de 1998), sobretodo en esa conjunción entre violines y maquinas que tanto lo caracterizaba. Con la ayuda del venezolano Arca (Productor tambien de Yeezus de Kanye West y LP1 de FKA Twigs) y el británico The Haxan Cloac, crean texturas sonoras caracterizadas por beats minimalistas que golpean en los momentos justos, y que junto con la ayuda de los arreglos orquestales que acompañan a cada uno de las composiciones, le dan énfasis a la excesiva carga emocional de las letras del disco.

Vulnicura arranca con 'Stone Milker', y lo hace de la forma mas desgarradora posible. Violines y beats van combinándose con mucha sutileza hasta explotar con la quebrada voz de Björk reclamando respeto emocional a su pareja, en uno de los estribillos mas emotivos que nos haya entregado en años. Tal vez en décadas. Si en este primer tema se puede apreciar un dejo de suplica, en 'Lion Song' (el que sigue) ya se empieza a experimentar la resignación pura que caracteriza al final de una relación: "Tal vez el salga de esto amandome, tal vez no, ya no me importa", canta con ira, en una de las frases más duras y en uno de los tracks más bailables del álbum.

En 'History of Touches' los beats se tranquilizan, permtiéndole a la la islandesa expresar el momento exacto del final de la pareja, para darle lugar a la pieza central del disco, 'Black Lake', 6 minutos donde los beats de Arca se descontrolan, los violines adquieren más intensidad y donde Bjork resume la devastación luego de una ruptura. Ahora si sabemos que ella esta destruida y hace uso de toda su artillería sonora para expresarnoslo.

Con una primera mitad sobresaliente, Vulnicura da lugar a una segunda parte donde la atmósfera del disco se vuelve mas cargante, lo cual evita que llegue a la perfección. En 'Family' analiza la ruptura no ya como el fin del amor entre dos personas, sino como el colapso de la estructura familiar, con una instrumentación que remite en demasía a "All is full of love" (una de las piezas centrales de Homogenic), con una duración excesiva. En 'Not Get', la repetitiva y estridente instrumentación de Arca termina jugandole en contra al track y lo hace irritante.

Por suerte, para compensar, llega un excelente final con la trilogía compuesta por 'Atom Dance', 'Mouth Mantra' y 'Quicksand'. En el primero de ellos, Bjork hace un intento por dejar el dolor atrás, acompañada por la inconfundible voz de Anthony Hegarty. En 'Mouth Mantra' los beats de Arca vuelven a descontrolarse, creando una base bailable mientras la islandesa intenta hablar de exorcizar el dolor a través del arte. 'Quicksand', el ultimo track, suena mas amigable después de tanta intensidad y deja ver una posibilidad muy sutil de recuperación luego de tanto padecimiento.

Uno llega al final extenuado. No es exageración si uno dice que la carga emocional que el disco trae consigo puede afectar al oyente (de la misma forma en la que lo hacia I Never Learn de Lykke Li). Bjork está destruida, en carne viva y con el pecho abierto (como ilustra la portada del disco), y pese a sus imperfecciones, esto da como resultado su mejor disco en años. Mientras, nosotros estaremos a la espera de que la sangre coagule, las heridas cicatricen y nos siga entregando trabajos de este calibre.

Por Federico del Val

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