Search

Kanye West - The Life of Pablo

Kanye West es un rapero y productor de fama mundial, pero a veces da la sensación de ser más conocido por sus polémicas que por su música. Y es una pena, porque su música es genuinamente buena. Más que buena: hace una década que viene cambiando el mundo artístico. Y no sólo recibió elogios de gente de la talla de Paul McCartney o Lou Reed, sino que es una influencia para medio planeta: desde el rock psicodélico de bandas como MGMT hasta las baladas tristonas de Adele.

Cuando Kanye anunció su séptimo disco, The Life of Pablo, la expectativa fue mundial. Él mismo se encargó de alimentarla: primero lanzó adelantos por todo un año, luego le cambió el título cuatro veces y finalmente hizo un espectáculo bastante desorganizado para presentarlo en sociedad. Y con cada uno de estos movimientos levantó una oleada de notas en los diarios, debates y tuits.

Ahora bien, ¿cómo suena The life of Pablo? La primera palabra que se me ocurre para describirlo es “caótico”. Hay temas bien definidos de 6 minutos e interludios de apenas unos segundos; letras largas y profundas en algunos casos y otros momentos de balbuceos repetitivos; coros llenos de vida y arreglos súper discretos. Y, por último, una cantidad de artistas invitados (Kendrick Lamar, Rihanna, The Weeknd, Frank Ocean) como para llenar un estadio.

Para ser franco, el álbum arranca con fuerza gracias a la excelente “Ultralight beam”. Kanye habla acerca de su fe en Dios sobre un fondo electrónico mínimo, pero de pronto entran a escena unos coros gospel y la artista Kelly Price, que canta de forma emocionante. Además se suma Chance the Rapper con unos versos muy entretenidos, para darle cierre a un inicio sobresaliente.

El segundo tema, “Father stretch my hands, part 1”, empieza con más coros, y por un momento llego a pensar que este va a ser un gran disco de gospel. Pero no, las letras religiosas son reemplazadas rápidamente por insultos a Taylor Swift (la cantante a quien Kanye interrumpió durante una entrega de premios) y los delirios ególatras de siempre. Y el álbum sigue este camino indeciso: a veces Kanye se lamenta porque la fama lo hizo perder amigos (“Real friends”, un gran track) y otras veces prefiere hablarnos de drogas y sexo desenfrenado.

Hay alguna sensación de unidad entre tanto caos, porque casi todos los temas se basan en un mismo sonido: sintetizadores melancólicos, a veces solo una percusión de fondo y algunos samples de reggae o de Nina Simone. Por ejemplo, a “Wolves” la llevan adelante solo una cantante que imita a un lobo y un ritmo muy grave y quejoso. Y en “Low Lights”, Kanye ni aparece: solo hay una grabación de una especie de predicadora y un acompañamiento electrónico bastante bonito. Pero, más allá de esta unidad, escuchar el álbum es como musicalizar el escritorio desordenado de Kanye: hay pedazos de ideas a medio formar, letras que no conducen a nada y pocos temas que sobresalen. Parece como si hubiese tenido poco tiempo para terminarlo, pero no: yo creo que así es su idea de música “de vanguardia”. Muchas veces se comparó con el Pablo Picasso al que hace referencia el título. Quizás esta sea su idea de un disco artístico y vanguardista.

¿The Life of Pablo va a terminar siendo tan influyente como los trabajos viejos de Kanye? Posiblemente sí. Cuando él decidió que en el hip hop también se podía cantar pop y ser melancólico, prácticamente creó un género nuevo. Y cuando sacó el agresivo álbum Yeezus, inspiró a muchos artistas a tomar nuevos riesgos. The Life of Pablo tiene también algunos experimentos dignos y no es del todo malo, pero resulta mucho más interesante en la teoría que como álbum.

Temas recomendados: “Ultralight beam”, “Real friends”, “30 hours”.

Por Benjamín Carabajal


0 comentarios:

Publicar un comentario