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Solange - A Seat at the Table

Olvidémonos de su hermana Beyoncé, del escándalo del ascensor con Jay Z y de las coreos perfectas. No prestemos atención a la cantidad de canciones, que parecieran ser excesivas pero que resulta ideal. Quitémonos el prejuicio cuando leemos que este es un álbum 100% negro. A Seat at theTable es -definitivamente- uno de los mejores álbumes del año y quizá de la década.

Ms. Lauryn Hill, D’Angelo, Jill Scott y muchísimo de Erykah Badu impregnan cada uno de los temas del álbum, logrando un R&B delicioso y profundamente seductor.

Con un mensaje claro en cada uno de los traks, A Seat at the Table es un álbum político, que no descuida la belleza de un mensaje individual privado, que transmite desde la experiencia personal el testimonio de la lucha negra, donde se  habla del racismo desde diferentes ángulos, saliendo airoso de caer en el panfletismo o en el cliché a través de la sutileza musical, de la variedad de melodías y de una sentida interpretación.

Las colaboraciones nos dejan también sin aliento, Dave Longstreth de Dirty Projectors, Sean Nicholas Savage, Sampha, Kindness, Kwes y muchos más en los interludios (que valen la pena y mucho).

En la primer mitad del disco se destacan la agridulce “Weary” (que inspiró hasta un meme); la extraordinaria“Mad” que cuenta con Lil’ Wayne para lograr fusionar el Hip Hop y el jazz; “Don’t TouchMyHair” que tiene todo para convertirse en un himno y por sobre todo “Cranes in the Sky”, que sin dudas es el tema más bello y perfecto del álbum. Estos temas, en la primer escucha del álbum, parecieran eclipsar su segunda parte, pero al escuchar nuevamente A Seat at theTable nos encontramos con que también brillan “F.U.B.U” (“Forus, byus”) -donde el Hip Hop se vuelve mántrico para hablar de la apropiación cultural- y “Where Do WeGo?”, con un destacado  Sean Nicholas Savage.

“Junie” llega al finalizar el álbum con una impresionante muestra de disco-funk retro. Y “Scales” -junto con Kelela- cierra el álbum de forma preciosa.

Solange es un personaje controvertido, luchador, que va contra el monopolio de la crítica de los blancos. Es innovadora, perfeccionista y una guerrera, y como tal suele cosechar más criticas negativas por su actitud que por su talento. A Seat at theTable es un álbum perfecto, que no deja espacio para comentarios negativos, que se impone en ideología y en talento musical. Que sabe transmitir con pasión aquello en lo que se cree. Este disco (no nos olvidemos que el gran Blood Orange fue uno de los productores) es una gran muestra de todo lo que es capaz Solange Knowles.

Por Mariana Kopp

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